SERVUS HISPANIARUM REGIS



lunes, 16 de octubre de 2017

16 de octubre de 1793: LA REINA MARÍA ANTONIETA SUBE AL CADALSO

La reina María Antonieta prisionera en La Conciergerie

Tras la desastrosa "Fuga de Varennes", la popularidad de la monarquía de Luis XVI había caído en picado. El 10 de agosto de 1792, girondinos, jacobinos y sans coulottes desencadenaban un golpe de estado triunfante contra la Asamblea Legislativa, que obligó al monarca constitucional a pedir amparo a los diputados. Luis XVI fue depuesto, la monarquía abolida el 21 de septiembre de 1792 y la familia real encarcelada en la Torre del Temple de París.
Tras un polémico proceso judicial,l 21 de enero de 1793, Luis XVI era ejecutado en la guillotina por orden de la Convención.
La Reina, ahora conocida como la "Viuda Capeto", quedó sumida en un profundo duelo. Aún mantenía la esperanza que su hijo Luis, a quien el conde de Provenza reconoció como nuevo rey (Luis XVII) desde el exilio, algún día gobernara Francia. A lo largo de su encarcelamiento y hasta su ejecución, María Antonieta pudo contar con la simpatía de las facciones conservadoras y grupos social religiosos que se habían vuelto contra la Revolución, y también con acaudalados personajes listos para corromper a los funcionarios republicanos con el fin de facilitar su huída.​ Sin embargo, todos esos planes fracasaron. Presos en el Temple, María Antonieta, el delfín Luis y la princesa Isabel, fueron insultados, y vejados, llegando incluso algunos guardias a fumar en la cara de la antigua reina. Se tomaron estrictas medidas de seguridad para asegurar que María Antonieta no pudiese comunicarse con el mundo exterior; pero, a pesar de estas medidas, varios de los guardias hicieron de puentes de conexión entre ella y sus aliados en el exterior.
Después de la ejecución de Luis XVI, el destino de María Antonieta se convirtió en una cuestión central para la Convención Nacional. El 27 de marzo de 1793, Robespierre pregunta, por primera vez, delante de la Convención por la suerte de la reina. Mientras que algunos abogaron por su muerte, otros propusieron su intercambio por prisioneros de guerra franceses o por un rescate del Sacro Imperio Romano Germánico. Thomas Paine abogó por su exilio a Estados Unidos. 
En abril de 1793, durante el reinado de "El Terror", se formó un Comité de Salvación Pública dominado por Robespierre, y hombres como Jacques Hébert presionaron por procesar a María Antonieta.
Con la idea de reformar el pensamiento del joven delfín Luis, de ocho años de edad, el 13 de julio de 1793 es separado de su madre y confiado al zapatero Antoine Simon, tras vanos intentos de la Reina por retener a su hijo. Hasta su traslado desde la prisión, María Antonieta pasó largas horas intentando ver, infructuosamente, a su hijo.
La noche del 1 de agosto, a la 1 de la mañana, María Antonieta fue trasladada desde el Temple hacia una celda aislada en la prisión de la Conciergerie, como "prisionero n° 280". Al salir de la torre, se golpeó la cabeza contra el dintel de la puerta, por lo que uno de los guardias le preguntó sobre si estaba herida, a lo que ella respondió: "No, ahora nada puede hacerme daño".

Se iniciaba así el período más duro de su confinamiento, donde estuvo bajo vigilancia constante, sin privacidad. Durante su estancia contó con la presencia de Rosalie Lamorlière, una mujer que se preocupó de atenderla y hacerle compañía en su celda. También, al menos una vez, recibió la visita de un sacerdote católico.
La primera celda de María Antonieta en La Conciergerie fue instalada en la antigua sala de reunión de los carceleros (una celda humilde con un catre, un sillón de caña, dos sillas y una mesa). La celda tenía una estrecha y pequeña ventana que daba al jardín de las mujeres. A finales de agosto se realizó el llamado "Complot del clavel" (Le complot de l'œillet), dirigido por Alexandre Gonsse de Rougeville, para ayudarla a escapar; aunque el plan fue frustado prontamente debido a que no todos los guardias de la prisión fueron convencidos de participar. ​ A consecuencia de ello, María Antonieta fue llevada a una segunda celda, donde un simple biombo la separaba de los guardias que la custodiaban. (Durante la Restauración, Luis XVIII hizo cerrar con una pared esta segunda celda y construir una capilla. La mitad oeste fue anexionada a la capilla real por medio de un local en el que se asegura que Maximilien de Robespierre pasó sus últimas horas antes de ser guillotinado).
La Reina ante el tribunal revolucionario
El 14 de agosto de 1793, María Antonieta es puesta a disposición judicial ante el Tribunal Revolucionario, presentándose como acusador público Fouquier-Tinville. 
Si en el juicio de Luis XVI se había intentado guardar las apariencias de una cierta equidad, no se hizo así con el proceso a María Antonieta. El dossier, preparado a toda prisa; es, a todas luces, incompleto.
Para exagerar la acusación, Tinville hace declarar contra su madre al Delfín, manipulado por sus guardianes revolucionarios. Delante del tribunal, el niño acusa falsamente a su madre y a su tía, Madame Isabel, de haberle incitado a la masturbación y de haberle obligado a participar con ellas en ciertos juegos sexuales. Indignada, María Antonieta pide a las mujeres del público que la defiendan: «La naturaleza rechaza semejante acusación hecha a una madre. Apelo a todas las madres presentes en la sala». El motín es evitado por poco.
Se la acusa, asimismo, de entenderse con las potencias extranjeras. Como la reina lo niega, Herman, presidente del Tribunal, la señala como «la instigadora principal de la traición de Luis Capeto», lo cual presupone un proceso por alta traición. El preámbulo del acta de acusación declara asimismo: "...Examinados todos los documentos presentados por el acusador público resulta que, a semejanza de las Mesalinas, Brunegilda, Fredegunda y Médicis, que fueron calificadas como reinas de Francia y cuyos nombres, para siempre odiosos, no figurarán en los anales de la Historia, María Antonieta, viuda de Luis Capeto, ha sido, después de su paso por Francia, la plaga y la sanguijuela de los franceses..."
La Reina María Antonieta en su prisión
Las declaraciones de los testigos de cargo resultaron poco convincentes y María Antonieta contestó siempre: "...No fui más que la esposa de Luis XVI, fue él el que cometió los errores y yo acepté su voluntad..."
Fouquier-Tinville pidió la pena de muerte, afirmando ser la acusada: «enemiga declarada de la nación francesa». Los dos abogados de María Antonieta, Tronçon-Ducoudray y Chauveau-Lagarde, jóvenes e inexpertos, desconociendo el dossier, sólo pudieron leer, en voz alta, algunas notas que habían redactado.
Cuatro preguntas se dirigen al jurado:
1.- ¿Se tiene constancia de que hayan existido maniobras y contactos con las potencias extranjeras u otros enemigos exteriores de la República? Las mencionadas maniobras y contactos ¿tenían como objetivo proveer ayudas monetarias, darles entrada al territorio francés y facilitarles la compra de armas?
2.- ¿Tiene conciencia María Antonieta de Austria (…) de haber cooperado en estas maniobras y contactos?
3.- ¿Se tiene constancia de que existe un complot y una conspiración para conducir a una guerra civil en el interior de la República?
4.- ¿Está convencida María Antonieta de haber participado en este complot y esta conspiración?
A estas cuatro preguntas el jurado responde que sí. María Antonieta es condenada a la pena capital dos días después del inicio del juicio, acusada de alta traición. De madrugada escribe una carta a Madame Isabel, la hermana de Luis XVI: "...Acabo de ser condenada, no a una muerte honrosa, sino a la que se reserva sólo para los criminales, pero voy a reunirme con vuestro hermano...".
Ejecución de la Reina María Antonieta (16 de octubre de 1793)

Al mediodía del día 16 de octubre de 1793, María Antonieta es guillotinada, sin haber querido confesarse con el sacerdote constitucional que le habían propuesto. El día de su ejecución, mientras el pueblo le abucheaba e insultaba, María Antonieta se tropezó subiendo al cadalso y pisó al verdugo que estaba a punto de guillotinarla. Ella le dijo: «Disculpe, señor, no lo hice a propósito.»
Fue enterrada en el cementerio de la Madeleine, calle de Anjou-Saint-Honoré, con la cabeza entre las piernas. Su cuerpo fue exhumado posteriormente el 18 de enero de 1815 y transportado con todos los honores al Panteón de los Reyes de Francia en la Basílica de Saint Denis tres días más tarde.
Monumento funerario de los reyes Luis XVI y María Antonieta en Saint Denis
Foto: Calvin Kramer

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