SERVUS HISPANIARUM REGIS



domingo, 20 de septiembre de 2015

LA CATEDRAL DE SAN ESTEBAN DE VIENA

Wien - Stephansdom.JPG
Vista general de la Catedral de Viena
Foto: Bwag
1137, el obispo de Passau, Reginmar, y el margrave Leopoldo IV firman el Tratado de Mautern. En él se alude por primera vez a Viena como «Civitas». Según el tratado, el Obispo donó al margrave Leopoldo IV las tierras que se extendían más allá de las murallas de la ciudad, con la notable excepción del terreno asignado a la nueva iglesia parroquial, que se convertiría en la catedral de San Esteban.
La parroquia se consagró al patrono de la catedral de Passau, San Esteban y todas las demás iglesias de la ciudad de Viena fueron colocadas bajo la jurisdicción de esta iglesia parroquial.
En abril de 1147 se produjo la consagración parcial del templo románico, aún en obras, en presencia del obispo de Passau. Sus dimensiones eran exageradas para lo que era Viena en aquel entonces, lo que señala la visión de futuro de su creador, quien la preparaba para llegar a ser sede episcopal o iglesia del ducado.
La iglesia parroquial fue concluida en 1160 y poseía, con sus 83 metros de largo, el perfil de una catedral.
La Casa Ducal de Austria y la burguesía vienesa impulsaron la ampliación del edificio entre 1240 y 1263, siguiendo un modelo de construcción románico tardío.
Bóvedas de una nave lateral
El nuevo edificio gótico de San Esteban empezó a construirse en 1304. El espacioso recinto de la nave, una de las más anchas de Europa, testimonia el poder de la ciudad de Viena. Entre 1304 y 1344 se levantó el coro. A partir de 1359 se comenzaron a construir los muros laterales de la nave central, que encerraron, como una funda, la antigua nave románica. Hasta 1446 no se concluyeron las últimas bóvedas bajo el gigantesco techo. Entre 1359 y 1443 se levantó la torre meridional. El primer rayo que recae sobre el altar mayor e ilumina el lugar se usa como símbolo del cielo abierto que, según lo enunciado en los Hechos de los Apóstoles, pudo observar San Esteban antes de morir.
Las únicas partes que aún perduran del antiguo edificio son la Cámara Negra, situada en un nivel inferior de la Torre Pagana sur, y que actualmente alberga un confesionario, y una parte de los bajos de la planta oeste.
Poseía un profundo coro central, un transepto saliente y una planta basilical de tres naves. Entre las dos Torres Paganas se situaba la galería oeste, semejante a la Catedral de Aquisgrán y a las galerías de las antiguas catedrales imperiales alemanas, concebidas como un espacio con independencia propia pero orientado hacia el altar.
Federico III fue quien logró que se creara el obispado de Viena, y en 1450 colocó la primera piedra de la torre norte y antes de 1474 estaban concluidas las cubiertas superiores.
Stephansdom Friedrichsgrab 2.JPG
Tumba del emperador Federico III
Foto: Uoaei
Finalizada la fábrica gótica, los muros románicos fueron derribados y en 1511 una inscripción, que aún se conserva, daba por terminada la catedral en todos sus aspectos.
mediados del siglo XVI, el archiduque Fernando II otorgó al obispo vienés el título nobiliario de Príncipe Obispo Imperial.
La catedral tuvo una ampliación, de estilo barroco, realizada en dos partes: el altar mayor de los hermanos Pock fue finalizado bajo el mandato del príncipe obispo Breuner en 1647. El altar mayor lo donó el episcopado, mientras que la burguesía de la ciudad hizo lo mismo con la ornamentación de la nave central. Unos años más tarde, en 1677, se comenzó una nueva ornamentación siguiendo el mismo estilo en los altares laterales, los oratorios imperiales y los órganos.
En 1683, durante el segundo asedio turca de Viena, la catedral fue impactada por aproximadamente mil balas de cañón (algunas de las cuales se conservan en la actualidad). Con el fin de engañar al enemigo y hacerle creer que había recursos materiales de sobra, el tejado fue reparado con lona. La ciudad fue liberada el 12 de septiembre de 1683. Como recuerdo de la batalla se encargó la campana Pummerin, forjada con la fundición del bronce de los cañones turcos abandonados, que fue colocada en la torre sur. 
En 1723 el templo elevó su categoría a iglesia metropolitana, al convertirse Viena en una archidiócesis El sacristán Johan Wachter elaboró en 1732 una estadística de las liturgias en esta época: en un día se realizaban de promedio ciento cincuenta misas, y como mínimo una pontifical. Wachter contabilizó ese año 1.095 rosarios y 129.000 confesiones. 
Nave central catedralicia

En 1755 se amplió por orden de la emperatriz María Teresa la cripta donde descansan los restos del duque Rodolfo IV y otros miembros de los Habsburgo, y en 1782 se prohibieron los entierros en la catedral. Ese mismo año el Papa Pío VI convenció al emperador José II de que cambiara su política religiosa, y concelebró una misa de Pascua en este lugar. En la Cámara de Ornamentos se conservan valiosos objetos donados en esa oportunidad por el papa al arzobispo de Viena, cardenal Migazzi.
En 1809, durante las Guerras Napoleónicas se produjeron combates dentro del templo en los que fueron dañadas diversas obras de arte.
En 1853 se terminaron de reconstruir los frontispicios de la nave central. En 1860 se terminó de construir nuevamente la aguja de la torre sur, y entre 1859 y 1887 se colocaron vidrieras neogóticas (que serían destruidas en 1945 durante la Segunda Guerra Mundial). En 1900 los restos de las reliquias medievales fueron trasladados de la sala capitular a la capilla de San Valentín, situada en la parte oeste.
Viena en 1872 con la catedral al fondo
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial se protegieron las obras de arte más importantes: el Portal Gigante, el Púlpito y el Mausoleo de Federico III. Gracias a ello lograron salvarse del incendio sucedido entre el 11 y 12 de abril de 1945, provocado por las chispas generadas por las casas que ardían en los alrededores. Como consecuencia del incendio se quemaron el tejado gótico, la sillería gótica de los Consejeros, el monumento a la liberación turca, las vidrieras, la gran cruz de Wimpassing, la cruz del jube (de la que se conservan la cabeza y los brazos), los oratorios imperiales, el órgano del coro, el Gran Coro, y casi la totalidad de las campanas, incluyendo la "Pummerin".
Tras obtener fondos aportados por los vieneses, los Estados federados de Austria y varios donantes extranjeros, el edificio se reconstruyó nuevamente con el cardenal Theodor Innitzer, estando Karl Holey como maestro de obras de la catedral. El 19 de noviembre de 1948 se volvió a utilizar el templo celebrando una misa. El 26 de abril de 1952 el cardenal  Innitzer la reinauguró solemnemente. Ese mismo día se puso en funcionamiento la nueva campana "Pummerin", realizada sobe el modelo de la antigua, destruida.
El altar mayor fue remodelado en 1989 para cumplir con las especificaciones dispuestas por el Concilio Vaticano II. Además se instaló un nuevo altar, y en 1991 llegó un nuevo órgano conmemorando el 650º aniversario de la consagración del Coro Albertino, que fue colocado en el Coro de los Apóstoles. 
Altar Mayor
Foto: Kodiak
En esta Catedral de San Esteban destaca la cubierta exterior. Su anchura es de 35 m, y tiene una pendiente de 64º que en los puntos más extremos llega a 80º. El rápido desagüe del agua de lluvia produce su autolavado.
Para su reconstrucción se emplearon 605 toneladas de acero provenientes de Pastorna (República Checa), sustituyendo las tres mil vigas de madera de la cubierta gótica destruida en el incendio de 1945. Estos 3.000 troncos equivaldrían a un bosque de 1,5 km2. El tejado actual se compone de 230.000 tejas esmaltadas de varios colores y se colocaron formando un dibujo de diez colores en zigzag, interrumpido por una franja de rombos. Al sur del tejado del Coro Albertino se observan el escudo del Imperio Austriaco, fechado en 1831, y el monograma F I (Francisco I). Al norte figuran los escudos de la ciudad de Viena y de la Segunda República Austriaca, fechados en 1950.
Esteban, Dach.jpg
El bello tejado heráldico
Foto: Diana Ringo

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